..."Ian me miraba con una extraña combinación de alegría y nerviosismo en los ojos. Su cara parecía más alta de lo que solía estar, más grande de lo que solía ser, pero sus ojos eran tan azules como recordaba. El ancla que me había atado a este planeta.
-¿Estás bien ahí? -me preguntó.
-No..., no lo sé -admití-. Me noto muy... rara. Tan rara como si hubiera cambiado de especie. Más de lo que había pensado que me sentiría. No..., no lo sé.
Mi corazón volvió a agitarse al mirar esos ojos, y allí no había ningún recuerdo del amor de otra vida. Tenía la boca seca y se me revolvió el estómago. Sentía el lugar donde su brazo tocaba mi espalda más vivo que el resto de mi cuerpo.
-No te importa mucho quedarte aquí, ¿verdad, Wanda? ¿Crees que podrás soportarlo? -murmuró.
Jamie me estrechó la mano. Melanie puso la suya encima y sonrió cuando Jared añadió la suya al montón. Trudy me dio unas palmaditas en el pie. Geoffrey, Heath, Heidi, Andy, Paige, Brandt y Lily me observaban con grandes sonrisas. Kyle se había acercado, sonriendo también, y la sonrisa de Sol era de complicidad.
¿Cuánto Sin-dolor me había dado Doc? Todo brillaba de nuevo.
Ian me apartó la nube de pelo dorado de la cara y dejó la mano en mi mejilla. Era tan grande que abarcaba desde la mandíbula hasta la frente y su contacto envió una descarga de electricidad a todo lo largo y ancho de mi piel plateada. Se estremeció al sentir esa descarga, y mi estómago se estremeció con ella.
Sentía que mis mejillas se habían sonrojado. Nunca me habían roto el corazón, nunca lo habían hecho volar. Me avergoncé. Me costó hablar.-Supongo que podré soportarlo -susurré-, si eso te hace feliz.
-Eso no es suficiente, la verdad -dijo Ian-. También tiene que hacerte feliz a ti.
Sólo podía sostener su mirada durante unos segundos cuando lo intentaba. La timidez, tan nueva para mí, me confundía, hacía que bajara los ojos hacia mi regazo sin poder evitarlo.
-Creo... que podría -admití-. Creo que podría hacerme muy, muy feliz.
Feliz y triste, alegre y miserable, segura y temerosa, amada y abandonada, paciente y enfadada, pacífica y salvaje, llena y vacía..., todo a la vez. Lo sentiría todo. Todo sería mío.
Ian me alzó la cara hasta que le miré a los ojos, mientras me ruborizaba aún más.
-Entonces te quedas.
Me besó allí delante de todo el mundo, pero enseguida me olvidé del público. Fue fácil y directo, sin confusión, sin objeción, sin división, sólo Ian y yo, y la roca derretida avanzando por este cuerpo nuevo, sellando otra vez el trato.
-Me quedaré -afirmé.
Y comenzó mi décima vida..."
Capítulo 59: "Recuerdo" - "The Host" de Stephenie MeyerMe enamoré de Ian O'Shea. Yo sé que la platea femenina que haya leido este libro, coincide conmigo. Es que, ¿es necesario que tenga que ser tan dulce, tan comprensible? Es totalmente inhumano; y, ¡pues claro! Otro personaje de libro tenía que ser. (Fuck you, Steph)